Muchas veces, se piensa el ambiente de trabajo como un lugar al que solamente se va a ejercer una tarea en particular. No obstante, son muchos los casos de empresas y organizaciones que ofrecen espacios de formación a sus trabajadores. Tengamos en cuenta que, cuando aprendemos dentro del trabajo, estamos recibiendo experiencia de primera mano en distintas tareas, por parte de personas que lo hacen efectivamente todos los días y que pueden contarnos cómo son las cosas y cómo hacer determinadas cuestiones bajando los conocimientos a la realidad, a algo mucho más práctico.
¿De qué hablamos cuando hablamos de formación en el trabajo?
Cuando hablamos de formación en el trabajo, estamos haciendo referencia a un tipo de capacitación que se da a empleados en el marco de una empresa u organización. Es un tipo de formación que tiende a combinar elementos de observación de otras experiencias en lo que respecta a la realización de determinadas tareas. Esto, bajo la supervisión de un gerente que suele ser una persona destinada a la formación de los trabajadores. También puede estar supervisado por compañeros de trabajo o por personas que están a cargo de las áreas sobre las que se está aprendiendo.
Beneficios de la formación en el trabajo
Cuando una persona accede a programas de formación dentro del trabajo, lo que hace es aprender procesos que el empleador o las personas a cargo de las áreas realizan. Es, además, una forma de aprender a manejar cosas en particular, como puede ser una máquina, una gestión de archivos, entre otras cosas. Parte de la formación en el empleo tiene que ver con observar el trabajo de otros, de personas experimentadas realizando determinadas tareas, que se aprenden a hacer también.
El principal objetivo de la formación en el trabajo tiene que ver con preparar a las personas para poder ocupar un determinado puesto. Se apunta a desarrollar conocimientos y habilidades específicos sobre una tarea, sobre un puesto, entre otras cosas. Muchas veces, la empresas ofrecen la formación en el trabajo para mantener formados a sus empleados en las distintas áreas de la empresa. Pero, además, se puede brindar este tipo de formación cuando se busca que un empleado empiece a realizar una nueva tarea para la que no tiene todavía esos conocimientos específicos.
Los tipos de formación en el empleo
De la mano de lo mencionado con anterioridad, podemos decir que existen, hoy, distintos tipos de formaciones que se pueden dar dentro del ámbito laboral. Una de las más frecuentes es un tipo de formación estructurada, donde el empleador desarrolla un plan acerca de cómo el trabajador va a ir progresando a través de diversos pasos formativos. En general, se suele añadir un momento de verificación de tareas, donde hay alguien que supervisa la forma en que el trabajador se está desarrollando y cómo va incorporando los aprendizajes. Este tipo de formación suele ser considerado como el más efectivo, pero requiere de más tiempo.
Otra opción es la formación no estructurada. Esta, habitualmente, tiene que ver con seguir a un empleado en el trabajo durante unos días o semanas. Así, se observa cómo el trabajador va aprendiendo diversas habilidades que va a necesitar posteriormente para el puesto que ocupe.